El pasado sábado 20 de septiembre, Gandia vivió una jornada histórica con la inauguración del campanario de la Insigne Colegiata de Santa María, uno de los hitos más esperados por la comunidad parroquial y por toda la ciudadanía.
A las 19:30 horas, el acto dio comienzo con la solemne celebración de la Eucaristía presidida por el Arzobispo de Valencia, que reunió a fieles, autoridades civiles, eclesiásticas y a numerosos vecinos que quisieron ser partícipes de un acontecimiento que quedará grabado en la memoria colectiva de la ciudad. La liturgia, vivida con profundo recogimiento, fue también un momento de acción de gracias por la finalización de unas obras largamente deseadas, que devuelven al templo su fisonomía original y lo dotan de un campanario renovado y digno.
Entre los asistentes destacó la presencia de numerosas entidades religiosas y culturales de Gandia, así como de un nutrido grupo de cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz, que quisieron unirse a este día histórico para la Colegiata. La participación de la Hermandad aportó un aire solemne y fraternal al acto, subrayando los estrechos lazos que unen a las cofradías locales con la vida parroquial y con el patrimonio espiritual de la ciudad.
Tras la misa, la celebración se trasladó a la Plaza Mayor, donde tuvo lugar uno de los momentos más significativos de la jornada: la bendición solemne del campanario y de sus campanas. Este gesto, cargado de simbolismo, consagró el nuevo conjunto para que, desde lo alto, el sonido de las campanas volviera a acompañar el ritmo de la vida diaria de Gandia, sus fiestas, celebraciones y momentos de oración.
Acto seguido, se procedió a la presentación oficial de las campanas a la ciudadanía. El repique inicial, esperado con entusiasmo por todos los presentes, llenó de emoción la plaza y fue recibido con aplausos y lágrimas de alegría por parte de muchos asistentes, conscientes de la importancia histórica y patrimonial de este instante. Las campanas, que a partir de ahora marcarán con su voz los grandes momentos de la vida religiosa y social de Gandia, fueron así entregadas simbólicamente al pueblo.
Posteriormente, las autoridades y representantes de la comunidad ofrecieron los parlamentos protocolarios, en los que se puso de relieve la relevancia de esta obra para la conservación del patrimonio artístico y espiritual de la ciudad. Se destacó también el esfuerzo de tantas personas, instituciones y colaboradores que, con su apoyo, han hecho posible que este proyecto se convirtiera en realidad.
Como broche de oro a la jornada, la fachada del templo y el propio campanario se transformaron en un lienzo gracias a la proyección de un espectacular videomapping, que narró de manera visual y artística la historia del campanario, su simbolismo y su relación inseparable con la vida de Gandia. El juego de luces, imágenes y música cautivó a todos los asistentes, que contemplaron embelesados un espectáculo único en el que tradición y modernidad se dieron la mano.
De esta manera, la ciudad celebró un acontecimiento que no solo supuso la recuperación arquitectónica de un elemento emblemático de la Colegiata, sino que también fortaleció el sentido de pertenencia, fe y orgullo de toda la comunidad gandiense. La presencia activa de los cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz dio un significado especial a la celebración, recordando que la historia y la vida religiosa de Gandia se construyen día a día gracias al compromiso y testimonio de sus hermandades y cofradías.