Romería a la ermita de Santa María Magdalena y Eucaristía en la ermita de Santa Ana.



Desde el año 2012, cada domingo anterior al Miércoles de Ceniza, los cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz realizan la tradicional subida del Calvario de Santa Ana, para realizar una parada en la Ermita de María Magdalena. Esta actividad fue propuesta en Junta Directiva, para promocionar la unión entre los cofrades, y expresar la devoción a Santa María Magdalena, ya que es la segunda imagen de la Hermandad.

La ermita de María Magdalena, fue edificada el año 1994, en el otro lado del camino, después de que la anterior ermita fuera destruida y el antiguo retablo desapareciera en 1936. Anterior a esta ermita, hacia el 1920, “El tío José, el Murcià” construyó una pequeña casita, con permiso de los Padres Escolapios, para realizar penitencia. Debido a la gran afluencia de personas que pasaban por allí, muchas de las cuales eran de Beniopa, cuya patrona es santa María Magdalena, El Murcià decidió poner una imagen pintada de la santa para poder fomentar la devoción.

Con los años, entre 1925 y 1935, la casita se convirtió en una capilla, con la instalación de un altar con un retablo con la imagen de María Magdalena, que hoy en día se puede venerar en el mismo lugar, donde el hermano Ignacio Martínez se preocupó de acondicionar tanto la capilla, instalando un pequeño altar con su retablo, como el acceso a la misma. La ermita primitiva tenía la pared de piedra, de unas dimensiones de cuatro metros de fachada, dos de ancho y tres metros de altura; con una puerta mirando hacia el mar, con una espadaña en su parte superior. En la ermita tenían lugar diversas celebraciones, destacando la solemne bendición de la campana el 20 de julio de 1930, con la intervención de la banda de música y cantos de los gozos escritos expresamente para dicha ocasión.

En el tiempo de la Guerra Civil la capilla fue totalmente destruida, pero se salvaron algunos elementos de culto y la tan apreciada imagen de María Magdalena, gracias al escolapio P. Rafael Sanchis y familias piadosas de Gandia. Tras la Guerra Civil la imagen de María Magdalena fue trasladada a la Iglesia de las Escuelas Pías donde fue custodiada por los Padres Escolapios en el retablo de Santa Teresa del Niño Jesús hasta que se construyó la nueva ermita en 1994.

Ya en 1958, el 11 de febrero que se celebra Nuestra Señora de Lourdes y bajo la dirección del P. José Molins Reig, los Escolapios colocaron la primera piedra de la que sería la nueva Gruta-Capilla de la Virgen de Lourdes, de planta semicircular con un altar y una cavidad excavada en la montaña donde se dispuso la imagen de la Virgen de Lourdes, erigida en el mismo lugar donde se encontraba la antigua capilla. Este nuevo lugar sagrado, sirvió de peregrinación para los alumnos de los diferentes colegios de nuestra ciudad, pero debido al paso de los años y los diferentes actos vandálicos, todo el conjunto acabó por desaparecer.

Así fue como en 1994 se construye la actual Ermita de María Magdalena, de planta rectangular con muros blancos con una sencilla techumbre de madera natural, inclinada a dos aguas con limatesa en el eje central y cubierta de teja cerámica roja, culminada por una pequeña espadaña que alberga una campana. La ermita tiene una ventana que mira hacia el mar y recibe los primeros rayos de sol cuando sale cada mañana.

En el exterior de la ermita hay un banco de piedra en forma de L, a modo de balcón hacia el barranco de Sant Nicolau, y desde el cual se pueden divisar las diferentes estructuras blanquecinas con las estaciones del Vía Crucis que hay diseminadas a lo largo de toda la subida a la ermita. Esta explanada, junto con los bancos de obra, fueron construidos gracias al Hermano Escolapio Ignacio Martínez, antes del año 1935, el cual urbanizó toda la subida a las dos ermitas en forma de escalones, tal y como lo podemos encontrar hoy en día, plantando cipreses en la primera parte del camino y poniendo asientos a lo largo de la subida para que los caminantes pudieran reposar.

En la fachada de la ermita podemos observar dos azulejos, uno dedicado a María Magdalena con Jesús Resucitado y el otro con el escudo de la Orden de las Escuelas Pías, Sede Canónica de la Hermandad de la Santísima Cruz, confeccionados por Cerámicas Celi de Gandia.

Dentro de la ermita podemos encontrar un retablo de madera construido por D. Gustavo Aviñó Dasca, idéntico tanto en dibujo, color y medidas al que había en la primera ermita, que está presidido por la imagen primitiva de Santa María Magdalena.

Como en otros elementos del patrimonio artístico, los actos vandálicos también han afectado a la Ermita de María Magdalena, pues en el Passio del año 1995, sólo un año después de su construcción, el P. Faus ya escribía: “Encara no inaugurada, l’ermiteta presenta ja algunes cicatrius i és per això que no puc evitar el comentari i reflexió que ja són habituals en mi. […] Quina educació donem que la gent no sap respectar ni la natura, ni els monuments, ni el mobiliari urbà?¨ El consiliario de la Hermandad de la Santísima Cruz finaliza su escrito diciendo: “Que l’ermita de la Magdalena siga per molts anys una ferida lluminosa que ens torne, si més no, la fe en el civisme del nostre poble”.

Debido a todos los desperfectos causados en la ermita a lo largo de los años, se tuvieron que tapiar dos ventanas que permitían contemplar desde fuera la imagen de Santa María Magdalena.

La belleza del entorno natural en el que se instala la ermita de María Magdalena conforma un paisaje en el cual no desentona sino todo lo contrario ya que forma parte intrínseca del mismo, no entendiéndose la orografía de la “Muntanyeta de Santa Anna” sin las dos ermitas.

Con todo este encanto de la Ermita de María Magdalena, y como muestra de veneración a la segunda imagen de la Hermandad de la Santísima Cruz, la Junta Directiva empezó a organizar esta romería para sus cofrades el año 2012.

Los primeros años los cofrades que participaban en la subida a la ermita partían en romería desde la Iglesia de las Escuelas Pías, recorriendo las calles del centro de la ciudad hasta su llegada a la barriada de Santa Ana. Esta romería la “Colla de Dolçainers i Tabaleters de a Safor” combinando sonidos de la dulzaina y percusión con música folklórica valenciana.

Poco después la romería desde la Sede Canónica de la Hermandad desapareció y la Hermandad convoca la jornada a los pies de la “Muntanyeta de Santa Anna”, para subir a través de las Estaciones del Vía Crucis, la pequeña colina en la que se encuentran las Ermitas de Santa María Magdalena y Santa Ana, cuyo enclave está en un lugar de notable encanto paisajístico.

Año tras año, los cofrades de la Santísima Cruz inician el Vía Crucis de Santa Ana, haciendo una parada en la ermita de Santa María Magdalena; los cuales visitan tan entrañable ermita venerando la imagen de la santa, que data aproximadamente del año 1930. Seguidamente se cantan los gozos y alabanzas de Santa María Magdalena, creados expresamente para tal efecto, y que en algunas ocasiones se ha acompañado de la melodía al órgano por D. Juanma Lloret, que realizó el arreglo musical de los gozos.

La veneración a la imagen de la Santa finaliza con el rezo una oración por parte de todos los cofrades asistente, y que preside el consiliario de la Hermandad, el Escolapio P. Enric Ferrer Solivares, que también es el responsable de las Ermitas de Santa Ana y Santa María Magdalena.

Oración a Maria Magdalena

Déu Pare de bondat i misericòrdia, que vos compadiu de totes les persones i ompliu de benediccions a tota la creació, vos demanem mitjançant el patrocini de Santa Maria Magdalena, acompanyant i apóstol del vostre fill Jesucrist en l’obra de la redempció de l’humanitat, que aconseguim tots nosaltres un coneixement i adhesió més profund de la salvació, que vos heu volgut realizar. Per Jesucrist vostre fill, per a bé de tota criatura humana.

Vos ho demanem per Jesucrist, el vostre fill, i l’Esperit Sant, que sou la Trinitat Santa i heu manifestat des del principi el pla de la salvació del món, pels segles dels segles.

Amen.


La jornada continua con la subida hasta la ermita de Santa Ana, donde se realiza un almuerzo de confraternidad en la explanada de la ermita, bajo la sobria fachada barroca de la ermita, donde se puede contemplar una hermosa panorámica de la ciudad de Gandia y parte de la comarca de la Safor. Tras el almuerzo se aprovecha para dar un paseo por los alrededores del entorno de la ermita, pudiendo observar las tres cruces de piedra calcárea gris del S. XVIII que se encuentran diseminadas por la montaña de Santa Ana, en la ladera justo bajo de la ermita de Santa María Magdalena, y que pertenecían a la ya desaparecida “ermita de les Ànimes” de Gandia.

Tras el almuerzo cada año se visita la ermita de Santa Ana, construida en el siglo XIV y ampliada en el siglo XVIII, conociendo el antiguo y rico patrimonio del templo, con el retablo en honor a Santa Ana, de escayola y de estilo neoclásico que es idéntico al de la capilla del Altar de la Santísima Cruz en la iglesia de las Escuelas Pías, ya que utilizó el mismo molde, aunque el de la ermita fue construido con posterioridad.

Siguiendo el itinerario se visita la sacristía, con el vistoso pavimento y azulejos, tomando especial consideración los paneles cerámicos laterales con motivos alegóricos a la Eucaristía, relativos al milagro de los corporales de Llutxent. La impresionante biblioteca y el archivo de los Padres Escolapios es parada obligatoria para los cofrades donde pueden conocer de cerca el gran catálogo bibliográfico que poseen los Escolapios, recogidos durante décadas, y con temáticas preferentemente valencianas, de Gandia y la comarca, en una estancia donde aún se puede contemplar parte de los antiguos arcos apuntados de estilo gótico, de ladrillo marrón rojizo, conservados de la ermita primitiva construida en el siglo XIV.

La visita finaliza conociendo la antigua casa de los santeros, que se conserva intacta con los útiles de la época. Tras subir su escalera, en la cual se conservan los azulejos valencianos originales con motivos florales, se llega a las habitaciones y otras dependencias. Cabe resaltar que antiguamente tanto la ermita como sus alrededores fueron el refugio de leprosos y enfermos de peste.

La actividad finaliza con la participación de los cofrades en la Eucaristía en la misma ermita de Santa Ana, preparándose para la inminente Cuaresma, previa a la tan esperada Semana Santa.

De esta manera la Ermita de Santa Ana, y especialmente la ermita de Santa María Magdalena, se convierten en un verdadero santuario de devoción para los cofrades de la Hermandad de la Santísima Cruz de Gandia y especialmente para las Hermanas de María Magdalena.